Triste pero cierto; y no hay nada más nostálgico que la cruda realidad de la verdad: otros 365 días y sus respectivas noches se han ido de mis manos igual que el agua, con sus proyectos frustrados, las risas y las lágrimas, uno que otro remordimiento y las satisfacciones que cosechamos de nuestros logros, de todo ello, solo nos queda esa brisa que remoja los resecos recuerdos que guardamos del ayer.
Cierto es que cada final tiene un principio; y aunque los principios o finales no son siempre buenos, es muy excitante estar en el borde de lo que fue y ver un hacia el horizonte de lo que podría ser el mañana, un poco de miedo tal vez, esperanza, duda y alegría se mezclan en mi corazón, pidiendo que el año venidero se superen las expectativas de lo imaginado; y una sorpresa a la vuelta de la esquina me asalte con sus ironías, los retos o las reliquias que se obtienen tras cruzar esa meta que me llamó a su encuentro.
Ahora solo hay que tomar un respiro de aire fresco para volver a las batallas del día a día, y quien sabe, quizás el año venidero el aire tenga aroma a rosas. Después de todo es un nuevo año el que inicia ante nuestras narices: Hoy es un nuevo día y TODO, absolutamente todo puede suceder.
1º Enero de 2008